miércoles, 24 de agosto de 2011



-Shel,mi alma-recomenzó-,dime …-y así hablaron dos horas o más,quizá sobre el Cabo de Hornos,quizá no,y en verdad,sería de muy poco provecho escribir cuanto se dijeron,porque ya se conocían tan bien que se podían decir cualquier cosa,lo que equivale a no decir nada o a decir cosas tan estúpidas y vulgares como el mejor procedimiento para hacer una tortilla,o dónde comprar el mejor calzado en Londres,cosas que,fuera de su marco,no tienen brillo,pero que,dentro de él,son de una pasmosa hermosura.Porque una sabia disposición de la naturaleza ha determinado que nuestro espíritu moderno casi pueda prescindir del lenguaje:las expresiones más comunes bastan,ya que ninguna expresión basta;por eso la conversación más vulgar es a menudo la más poética,y la más poética es precisamente la que no se puede escribir.Por esas razones dejamos aquí un gran espacio en blanco,lo que es señal de que el espacio está repleto.
(…) “
ORLANDO,Virginia Woolf

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