domingo, 31 de agosto de 2008

.Noche.



Le había llevado un libro como regalo.Nada más terminar de leerlo, en la primera persona en la que pensó fue en ella.Y que mejor regalo le podía llevar que algo que sabía que le iba a gustar de modo seguro.Lo apoyó en su escritorio y le dijo:”Te va a gustar”.Después se encaminaron hacia el balcón y apoyados en la barandilla observabaron la noche en silencio.Una ligera brisa rozaba sus caras y sus bocas se encontraban demasiado cerca la una de la otra como para no sentir la débil tentación de besarse.Pese a ello se resistieron.Hacía tiempo que no se veían,por lo que dejarse llevar por un primer arrebato no era una muy buena idea.Se mantuvieron un buen rato en silencio.No les importaba,la confianza era la suficiente como para no sentirse ni lo más mínimamente incómodos.Simplemente se limitaron a recrearse en el placer de disfrutar de aquel momento:la noche,la compañía,y la embriaguez que les provocaba la situación.Poco después,ella no pudo resistirse más y le besó.Fue un beso fugaz,pero lo suficientemente contundente como para caer directamente el uno en los brazos del otro.La desnudó y le hizo el amor allí mismo,en aquel balcón.No hubo momento de respiro,el ansia condujo al disfrute de un placer sin reparos,a un sexo liberado y tan primario como sentido.Acabaron la escena en la cama;jadeantes,con mucho sudor,y sintiéndose más vivos que hacía mucho tiempo atrás.La excitación de uno era el aliciente del otro,y así fue como sucumbió la llegada del amanecer.Derrotados,cayeron en un profundo sueño que les dejó fuera de sí.
Abrió los ojos a la tarde siguiente.No sabía donde estaba.El sol pegaba fuertemente en la ventana y volvió a cerrar los ojos.Entonces recordó todo lo sucedido la noche anterior.Respiró hondo,y miró a su lado.Y allí estaba ella,pero no la “ella” del sueño,si no otra...
De nuevo le había vuelto a suceder lo mismo.Hacía tiempo que aquellos sueños o pesadillas,no sabía muy bien como llamarlos,parecían haber desparecido,pero no...parecía que aquello no se iba a terminar nunca.
Ella,la otra,también se despertó.Se puso frente a él y le besó en los labios.Que beso más invisible,más ninguneado,más doliente.Ella le sonrió.
-Vaya cara.¿Has tenido una pesadilla?
-Algo así-dijo él.
Se levantó de la cama y se dirigió sin más al baño.Una vez dentro se encerró y sin poderse contener un segundo más empezó a llorar desconsoladamente.Lloró como si su madre hubiese muerto,como si le quedase un mes de vida,como si no fuese capaz de volver a sentir nunca jamás.Sentía ese dolor en el pecho,ese nudo en el cuello,que acaba con cualquier atisbo de energía en los músculos y con cualquier mínima esperanza en la vida.Se sentó y poco a poco se volvió a tranquilizar.
Cerró los ojos y suspiró.
Sonó el despertador y se asustó.Se despertó,esta vez de verdad,y miró a su lado.Ahora sí que no había nadie.Ni ella ni la otra.
Cogió su móvil y vio que tenía un mensaje.”Te veo esta noche en mi casa.Acuérdate de traerme ese regalo que dices que tienes para mi.Un beso.”