viernes, 19 de agosto de 2011

El bordillo de la piscina



En el bordillo de la piscina no puedes llevar puesto un abrigo con piedras en los bolsillos.
El bordillo de la piscina es solitario , y quema o refresca a partes iguales.Puedes sentarte y meter hasta media pierna dentro del agua sin necesidad de quitarte las gafas de sol.



En verano las cuatro de la tarde nunca son una buena hora para casi nada.Los días avanzan entre las disparidad del tiempo , y justo hoy, a esa hora, el sol me da de pleno mientras permanezco sentada en el bordillo de la piscina.Media pierna en el agua me ayuda a refrescarme ,y las gafas de sol me protegen de toda mirada indiscreta. A lo lejos una chica se ducha con sus gafas de ver puestas.Me gusta. Evidentemente no se moja la cabeza.Observar a la gente a cierta distancia dota a las personas de un halo especial,de la fantasía que nace del desconocimiento.Se dirige a la piscina y camina de una manera muy singular,no bonita pero dotada de cierto encanto inocente.Miro al frente,me desprendo de mis gafas dejándolas a un metro de distancia del bordillo,y sin pensármelo demasiado me sumerjo en el agua.Pienso en el miedo que nos produce la sensación de tirarnos siempre por primera vez,que es nada en comparación a los miedos que deberíamos tener realmente con respecto a otros aspectos de nuestra vida.Salgo y recupero mis gafas ,de pie a unos centímetros del bordillo;busco,de nuevo,a la chica.Está a punto de salir de la piscina,primero alza un pie ,se apoya en sus tersos brazos y luego sube el otro.Se aleja sacudiendo su pelo hasta que la pierdo de vista.Unos minutos después regreso a mi toalla,la cual absorbe mi humedad mientras el suelo calma mis palpitaciones;de fondo unas voces con acento francés acompasan mi aturdimiento ,fruto del cansancio y del sol.A mi alrededor,como diría ella,nadie lee “Antonio y Cleopatra”.

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